Hace muchos, muchos años, en el bosque de Terragrís, en una pequeña choza vivía una bruja llamada Brujarella y al lado de su choza había un iglú donde vivía su amigo Gustavo, el pingüino detective.
Una mañana, Gustavo el detective le propuso a Brujarella que se dedicara al oficio de policía y a Brujarella le pareció una buena idea.
Al día siguiente, Brujarella recibió una llamada de una bruja llamada Viejarella, a la que le habían robado la varita. Brujarella avisó a Gustavo y fueron a la casa de Viejarella. Estaba llena de telarañas y de bichos, entonces Brujarella comenzó a hacerle preguntas a la bruja mientras Gustavo investigaba. Viejarella dijo que no escuchaba nada, porque estaba sorda como una tapia. Gustavo interrumpió, había encontrado una pluma negra y las magdalenas de arándanos estaban mordisqueadas.
-Escuché un leve aleteo- acabó Viejarella. -Gustavo dijo- Es esa urraca que roba varitas, se llama Cornelia y vive en un árbol a tres manzanas de aquí. -Pues vamos, no hay tiempo que perder-dijo Brujarella.
Cuando llegaron, la urraca al verlos salió corriendo, o mejor dicho volando, y tras media hora de persecución la capturaron.
Brujarella la metió en una jaula que tenía en el desván y allí se quedó. Le dijeron que podía salir dentro de un mes, pero si volvía a robar se quedaría allí para siempre.
Brujarella pensaba que ya podía estar tranquila, pero recibió una llamada de Manzanella, la bruja que mejor hacía pociones de todo Terragris, diciendo que le habían robado su escoba y no podía ir a coger lo necesario para elaborar una de sus famosas pociones.
Brujarella y Gustavo se pusieron en camino hacia la casa de Manzanella. Al llegar hicieron lo mismo que con Viejarella, Brujarella preguntaba y Gustavo investigaba. Brujarella le preguntó a Manzanella si había visto al ladrón y esta dijo que había visto una sombra con forma de perro. Gustavo mandó callar a todos los presentes, había encontrado una pista. Había pelo de lobo donde Manzanella guardaba su escoba.
-Sé quién ha sido. Ese lobo llamado Hugo – Dijo Gustavo. -Maldito lobo roba escobas- dijo Manzanella.
Tras la maldición de Manzanella, Brujarella y Gustavo se pusieron en camino en busca del lobo.
Al lado del río de Terragrís, Brujarella y Gustavo vieron una madriguera. Gustavo entró y se escuchó un gran grito, venía de dentro. Tras el grito, salió Gustavo perseguido por Hugo, entonces Brujarella se abalanzó sobre él y lo capturó. Cogió una cuerda, la ató al cuello del lobo y se dirigieron a la choza de Brujarella donde ataron a un árbol cercano.
Tras encerrar a ambos ladrones, fueron a sus guaridas a recuperar la varita y la escoba robadas para entregárselas a sus dueños.
Pasado un mes, liberaron a los ladrones con la condición de que no volvieran a robar.
Cumpliendo las normas, Cornelia y Hugo vivieron felices sin la necesidad de robar.
Texto: Darío P.
Imagen: Olivia R.