Me llamo Dareus Sanctius, tengo 17 años y vivo en Persia con mis padres Michael y Claudete.
En mi casa hablamos latín, porque mi bisabuelo lo aprendió de su mujer y se lo fue enseñando a sus hijos y nietos. Mi padre trabaja de constructor y mi madre de ama de casa. Él me enseña todos los días un poco de su oficio y cómo funciona. Aún no puedo trabajar oficialmente de constructor, pero le ayudo con algunas tareas.
En el siglo 4 a.C, (siglo en el que estamos) hay tres clases sociales muy rígidas:
-El rey y su familia.
-Los nobles y los pertenecientes a la iglesia.
-Los pequeños comerciantes y campesinos.
Como nuestra familia se dedica a la construcción, pertenecemos a la clase media baja.
He tomado la decisión de irme a Egipto cuando sepa un poco más de construcción y tenga 18 años. Mis padres están de acuerdo en que me vaya a Egipto.
Ya he cumplido 18 años, voy de camino a Egipto. En Egipto me he hecho una casa con los conocimientos que me enseñó mi padre y unos pocos materiales que compré.
Cuando construí dos casas, me pidieron si podía hacer un gran proyecto. Primero les dije que no, pero más tarde, acepté. Al día siguiente me llevaron hasta el medio del desierto. Les pregunté que cual era el proyecto y me enseñaron los planos de tres grandes pirámides llamadas:
-Keops.
-Kefren.
-Micerinos.
A mí me encargaron construir la pirámide de Keops, yo era el jefe de construcción. Pacté con ellos que me proporcionaran los trabajadores y el material. Así fue. La pirámide de la que yo era el encargado, Keops, era la más avanzada cuando los hombres empezaron a enfermar. El médico que había en el campamento detectó que la enfermedad era lepra, una enfermedad muy contagiosa. Muchos se curaron pero algunos incluido yo, Dareus Sanctus morimos. Conservaron mi cuerpo y decidieron enterrarme en la pirámide de Keops. A raíz de eso, se entierran a las personas importantes en las pirámides egipcias.
Autobiografía fantástica de Darío P. 6º de primaria.
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